Santa Irene (de Lecce), era un joven muy encantador. Se convirtió y destruyó unas estatuas paganas de su padre, enviándolo en cólera. Quien luego trató de matarla, atándolo a un caballo desbocado, permaneciendo, sin embargo, él mismo murió a causa de una mordedura de animal. Más tarde, Irene con sus oraciones devuelto a la vida del padre. Se convirtió, por este hecho, un modelo cristiano, lo que dio lugar a numerosas conversiones. Cuyo resultado fue condenado a muerte.
Poesía de Santa Irene lido
Santa Irene, es mi musa y el soporte de los días de fiesta en un descanso divino. En sus playas, secreto, encierra el empíreo con una playa soleada el agua y el cielo. Tal es la providencia, que acoge cada viaje, todo el derecho, cada ensayo. Hoy en día se esconde bajo el agua los tesoros del mar: La vida rescatada en otro hemisferio. Umberto F. M. Cefalà