Sin duda, es una buena noticia que la tecnología sea de uso común. Menos positivo es el que pone a los mismos instrumentos a la cabeza entre los más utilizados para tocar. Incluso estas últimas noticias pueden confirmarse fácilmente con una encuesta por muestreo en un tren o metro italiano. En los medios de transporte se podrá observar al 90% de los pasajeros con la cabeza inclinada hacia su smartphone, atentos a jugar (con juegos para niños de 12 años) o ver videos.
Toda consideración es superflua y tal vez no compartida, pero hace que se desperdicie la idea del acceso ilimitado a la cultura.
Materialismo inmaterial
En las miradas más bajas está la cadena, que pone el yugo de alta tecnología en los pensamientos y ensordece con post cantarín. Entonces hace que todos los hechos parezcan verdaderos. Esta aura sola parece sobrenatural, pero es la efusión de placeres por todas partes. La acción, que en el pasado fue obscena, ahora con mucho gusto cambia a privado. He aquí, materialismo inmaterial es la búsqueda del ocio y la codicia, el tiempo invertido no vale la pena. Un pensamiento, aunque sea una fantasía, crea el original no virtual. El pensamiento es energía real. Umberto F. M. Cefalà